TRABAJO DE FUERZA
La finalidad principal del trabajo de fuerza es ayudar a prevenir la pérdida de masa muscular que generalmente acompaña al envejecimiento de las personas.
Un error muy común, que viene corrigiéndose cada vez más en los últimos años, es pensar que cuando se tiene una edad más avanzada, se debe limitar y reducir la actividad física por prevención, y delegar rápido cuando sea necesario en el uso de apoyos auxiliares (bastones) o distintas formas de desplazamiento (sillas de ruedas).
Esto promueve un nuevo estilo de vida nada saludable y muy dependiente para cualquier persona, siempre que sea posible evitarlo, o en su defecto, demorarlo lo máximo posible.
Desde aquí queremos destacar que no hay motivo alguno para no mantenerse activo ya no sólo física, sino también mental y socialmente, hasta el último día de nuestras vidas.
Normalmente las guías de salud pública focalizan todo a la promoción del ejercicio aeróbico, ya que estimula el sistema cardiorrespiratorio. De acuerdo. Toda la razón.
No obstante, estudios científicos demuestran que el trabajo de fuerza es uno de los métodos con mayor impacto sobre el sistema músculo-esquelético, además del más eficaz para prevenir la debilidad y fragilidad en él.
Una rutina regular de 2 o 3 veces por semana de este tipo de entrenamiento, incrementa la fuerza y la masa muscular, además de favorecer unos elevados niveles de independencia y vitalidad en edades más avanzadas.
BENEFICIOS
Al mantener unos músculos fuertes conseguimos una mejor ejecución de movimiento debido a una buena postura, y el funcionamiento corporal se optimiza, mejorando la digestión, el tránsito intestinal, la respiración y la salud cardiovascular.
Adicionalmente, mejora la apariencia física, ya que tonifica el cuerpo evitando flacidez, y ubica de mejor manera cada uno de los músculos, que mantienen con mayor firmeza su posición adecuada.
También previene lesiones, ya que músculos, tendones y ligamentos tienen menos riesgo de dañarse, pudiendo resistir trabajos con mayor intensidad, y reduciendo el peligro de ciertas sobrecargas.
A su vez, los ejercicios de fuerza mejoran la densidad ósea, disminuyendo el posible riesgo de osteoporosis o fracturas y protegiendo al mismo tiempo las articulaciones.
Por otro lado, a mayor masa muscular, mayor gasto calórico, ya que se eleva el metabolismo basal y el cuerpo consumirá más calorías incluso en estado de reposo. Este aspecto es vital para comprender el porqué en los entrenamientos de pérdida de peso se incide tanto en que la fuerza también sea trabajada y tenida en cuenta.
Recordemos que en todo buen entrenamiento hay que incluir todo tipo de trabajos y ejercicios, sean aeróbicos, de flexibilidad o, tal y como acabamos de desarrollar, de fuerza.
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